Hola, muchachos de la noche, de nuevo nos encontramos para
darle un poco a esto de la poesía, que no parece abundar lo lírico por este
mundo nuestro. Y bien, acaso por eso hoy
he elegido a uno de mis poetas más viscerales, de los más telúricos y de los más
mágicos. Ciertamente es como leer en un
lenguaje nuevo que intuimos y creemos reconocer pero que nos viene desde un
mundo de sangre y barro y frescor primordial. Hoy es la hora de Ted Hughes.
Ted Hughes es conocido también por haber sido marido de la
brillante escritora Silvia Plath (que ya tuvo su entrada en este blog cuando
estudiábamos a los poetas americanos, para recordarlo puedes pinchar AQUÍ). Su historia de amor (y, más bien, de desamor)
ha cautivado a muchos lectores de ambos autores. Pero no estoy yo por contaros lo que pasó…,
hoy no al menos, hoy es la hora de Cuervo. Dejemos que extienda sus negras alas sobre el
cielo luminoso de nuestros sueños en vida.
Cuervo es un maravilloso libro de poemas de Ted Hughes sobre
dicha figura alada, en su vertiente más simbólica y mítica. A su manera, Hughes se casca un nuevo poema épico
con tintes trágicos y que destila lirismo en cada verso. Es un libro difícil pero acaso esa dificultad
no sea tal, mejor sería decir que es difícil porque es un libro vivo y que como tal, como ser
vivo, no se deja coger fácilmente. A mí
me encanta, es obvio. Y en su versión
original (en inglés) tiene un algo anglosajón-arcaico que lo hace especialmente
evocativo.
Pero a lo que voy. He
elegido dos poemas…
LINAJE
En el principio fue el Grito
Quien engendró la Sangre
Quien engendró el Ojo
Quien engendró el Miedo
Quien engendró el Ala
Quien engendró el Hueso
Quien engendró el Granito
Quien engendró la Violeta
Quien engendró la Guitarra
Quien engendró el Sudor
Quien engendró a Adán
Quien engendró a María
Quien engendró a Dios
Quien engendró Nada
Quien engendró Nunca
Nunca Nunca Nunca
Quien engendró a Cuervo
Pidiendo a gritos Sangre
Larvas, cortezas
Cualquier cosa
Temblando codos desnudos en la suciedad del nido
(Poema original AQUÍ)
UNA TRAVESURA INFANTIL
Los cuerpos del hombre y la mujer yacían inertes
Sobre las flores del Edén, dormitando aburridos,
Sin alma, con la mirada perdida.
Dios meditó largamente.
El problema era tan grande que lo arrastró al sueño.
Cuervo se rió.
De un mordisco partió al Gusano, el hijo único de Dios,
En dos retorcidas mitades.
Metió la cola en el hombre
Con el extremo herido colgándole por fuera.
Metió en la mujer la cabeza,
Que se arrastró hacia dentro y hacia arriba
Hasta asomarse a los ojos
Llamando a su otra mitad para que se uniera a ella
Rápido, rápido, pues Oh dolía.
El hombre se despertó viéndose arrastrado a través de la
hierba.
La mujer se despertó viéndolo llegar.
Ninguno supo lo que había ocurrido.
Dios siguió durmiendo.
Cuervo siguió riéndose.
(Poema original AQUÍ)
Y bien, de nuevo con vosotros, ¿qué os han parecido? Tienen un algo ancestral, atávico y que nos
lleva a los orígenes del mismo mundo conocido. El libro entero es una viaje a una dimensión
paralela llena de símbolos, imágenes fulgurantes y ritmos tribales. Me encanta este tipo de poesía porque me hace
entrar en estado de trance lírico, por así decirlo, y después me vuelvo para
esta realidad nuestra como renovado.
Pero bueno, que esto es lo que hay por hoy, la próxima
semana le toca al Winterbottom y en dos ya estaré yo de vuelta con algún poema
nuevo.
Besos de esta calva poética que hoy siente las estrellas como
toas juntas en la tripa, va a ser el bocata de callos madrileños del desayuno…
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