Esta es una entrada mazo bonita, mazo emotiva… tíos,
se me saltan los lagrimones de pura belleza, me pongo tierno cual merengue,
florido cual recién nacido, saltaría cual rana estrenando charca en
propiedad…, aaaaaahhhhh, si es que poder hablaros de W. B. Yeats, el poeta
irlandés por antonomasia, es un placer demasiado bueno para ser cierto.
CUARTA TEMPORADA - LECCIÓN 27 - W. B. YEATS
Chicos, yo es que tengo pasión por Irlanda (amo Inglaterra y
Escocia y Gales), pero esa isla esmeralda dividida políticamente en dos es una de mis tierras de ensueño (las otras son Japón y Grecia). Y es que Irlanda, como decía Yeats, presenta
una belleza terrible (“a terrible beauty is born”, Yeats, “Easter, 1916” ) que nos deja
totalmente encandilados.
No sé qué me gusta más de la poesía de Yeats, si lo que significa
(o parece significar, tan evanescente siempre en sus vocablos e imágenes) o lo
musical que es (claro, para esto tenéis que leerla en inglés). Y hoy quiero compartir con vosotros tres
poemas, tres, que es día de fiesta y seguro que os apetece “retiraros un ratito
del mundanal ruido” para encontrar refugio en unos bellos versos.
Vamos al turrón, que pa luego es tarde.
QUE LA NOCHE CAIGA
Vivió en tormenta y lucha,
tanto deseó su alma
a la muerte orgullosa
que nunca soportara
lo bueno de la vida,
como un rey que porta
el día de su boda
pendones y coronas,
trompetas y tambores
y el cañón ruidoso,
para atrapar el tiempo
hasta que la noche caiga.
(Original en inglés AQUÍ)
UN POETA A SU AMADA
Te traigo aquí con manos reverentes
los libros de mis sueños infinitos,
blanca mujer que la pasión gastara
cual la marea gasta las arenas grisáceas
y con el corazón aún más viejo que el cuerno
lleno del pálido fuego del tiempo:
blanca mujer con sueños infinitos
te traigo aquí mi verso apasionado.
(Original en inglés AQUÍ)
RECUERDO
Una tenía el rostro bello
y dos o tres eran graciosas.
Mas no importaban gracia y rostro
porque la hierba de la montaña
tan sólo puede conservar la forma
donde la liebre ha estado echada.
Qué dulzura de versos, ¿no os parece? Lo cierto es que ante estos destellos de
diamante lírico no creo que deba realizar glosa alguna, todo lo que se pueda decir sobre estos poemas no son los poemas, ¿cómo definir la belleza sin robarle su
verdadera belleza, la esencia primigenia que le hace se lo que? Y creo que hoy no
debo añadir más, hermanos míos, así que calvo y feliz me marcho hacia la noche
para beber luna hasta que, ebrio de vida y enloquecido de alegría, entienda la belleza absoluta e
infinita de la muerte como lo que siempre ha sido, una paso más en este baile estupendo del amor, de la esperanza y, por supuesto, de la verdadera poesía.
Que disfrutéis. Nos
vemos en quince días.
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