martes, 26 de octubre de 2010

LECCIÓN DE POESÍA NÚMERO 17

NOTA: Queridos míos, si alguien quiere que ponga algún poema que le gusta en especial y que le deje caer al Cocoroto que lo comente un poco, que me lo diga con un comentario a la entrada o un correo a hotmail y se pondrá ojos a ellos. A mí suele hacerme caso, aunque no siempre, que es calvo y además salvaje y peleón, pero de bueno corazón y mejor pancreas.

A ver hoy lo que toca, muchachillos míos, por qué lección de poesía norteamericana nos llegamos ya…, ah, sí, por la número 17. Sí que vamos avanzados, oye. Bien, bien. Además hoy tengo una sorpresa del tamaño de Arizona. Hoy la lección va a ser cortita pero esenciada y esencial. Si recordáis lo que os dije hace 15 días, hay dos autores americanos que me parecen que han compuesto los mejores versos sueltos de la historia de la poesía universal. E. E. Cummings era uno de ellos y el otro la poetisa más maravillosa del planeta, la sin igual Emily Dickinson.
2 TEMPORADA: LECCIÓN 17 - EMILY DICKINSON


Emily es una de mis tres poetisas favoritas. Las otras dos son Emily Dickinson y Emily Dickinson. Y es que no hay poema de esta señora que no me haya llevado al valle más doloroso o la pradera más jubilosa, sin término medio. Cuando yo era más jovencito y tenía algo de pelo (aunque ya opositaba seriamente para cocoroto y lo hacía con mucho aprovechamiento y ahora podéis ver en mis fotos cómo saqué fruto pelón del arduo estudio del melón), me pasé un año enterito estudiando poesía en Irlanda, y un amiguete mío francés me dejó un libro de la Dickinson esta; recuerdo que era una edición bilingüe francés-inglés y que entonces me interesaron tanto ambos textos que decidí aprender francés al volver a España (cosa que hice). Un gran acierto, aprender francés, si te gusta la poesía. Pero sigamos, en aquel libro de mi amigo François Mulot descubrí lo que puede doler un poema, cómo te puede llevar más allá del sufrimiento y traerte más acá de la pasión. Es cierto que este loco cocoroto aprendió del mundo real a través de los versos, y bien feliz que está de ello, poco importa un camino u otro si al final llegas al lugar al que has de llegar, ¿no? Pues eso, tortilla de queso. Y hoy lo que voy a hacer tan sólo es dejaros con cuatro versos sueltos y variados para acabar con el verso que más me ha cautivado en mi vida, un verso jodidamente triste y preciso como un bisturí de cirujano, como el puñal del Normando que en la batalla de Hastings arranca el corazón del Sajón dispuesto a morir por su fría isla.
De la biografía de esta chica maravillosa podría contaros muchas cosas, recuerdo que me pasé cerca de un mes encerrado en la biblioteca del campus de la University College Dublin leyendo sus poemas y libros acerca de su vida, y lo cierto es que creo que os resultaría interesante pero ya sabéis que a mí lo que más me interesa es presentar la obra en sí y que ya el lector vaya a otros lugares que le interesen más particularmente si tiene tiempo y lo estima necesario. Apuntaros, eso sí, que la “historia de su vida” es de esas que te enganchan no por lo que pasa si no más bien por lo que no pasa, por los espacios en blanco, por los silencios…

Sobre su poesía y como modo de apunte general, Margarita Adenas, en la edición bilingüe de las obras de Dickinson publicada por Cátedra, nos dice cosas tan acertadas como:

“Sus poemas nos suenan como a recién creados, porque Emily Dickinson emplea las palabras de cada día como nadie las había empleado antes. Nos sitúa en el umbral del canto y nos invita, mediante unos fragmentos inacabados, a completar la ruta hacia ninguna parte.”

“Lo no dicho, los espacios en blanco, la insinuación y la ambigüedad tienen tanto valor en su discurso como los elementos explícitos. En otras palabras, el silencio es para Emily Dickinson tan subversivo como la palabra.”

“El querer saltar las barreras imposibles entre objeto y palabra es su más fecunda empresa”.

Pues eso que vengan mis “TOP FIVE VERSES” de la Emily.

5) To Whom the Mornings stands for Nights,
Para Quien las Mañanas son las Noches,

4) “Heaven” has different Signs – to me
“El Cielo” tiene Signos distintos – para mí

3) Bring me the sunset in a cup,
Tráeme el ocaso en una copa,

2) The grave my little cottage is,
La tumba es mi casita,


y el apoteósico número uno…

1) I felt a funeral, in my brain,
Sentía un funeral, en mi cerebro,


Ahí es nada, qué perfección, cuánta belleza y cuánta desolación quintaesenciada en la palabra perfecta y adecuada. Yo, no os lo voy a negar, he sentido varias veces un funeral en mi cerebro, un palpitar de alas de murciélago dentro de mi cabeza que me han hecho rasgarme el corazón a base de tristeza y desolación extrema. Pero tras cada funeral y cada duelo, he vuelto a nacer a la Calvidad de esta vida cierta y en esa Calvidad enorme y gloriosa he residido triunfal para volver a caer un poquito después y volver a comentar a su vez...



Que seáis felices, mis preciosos estudiantes de la vida y de los sueños.
Yo,
ya lo sabéis,
os dibujo cada tarde
en el lienzo
que me otorga
el silencio blanco
de los espejos.

2 comentarios:

  1. ole!
    gracias por la destraducción. lo que estoy aprendiendo con el señor este...
    por cierto, que lo de "emplear las palabras de cada día" y lo de "bring me the sunset in a cup" me ha recordado a otro verso de un señor feo, sórdido, pero que también cuando se pone puede ser un poetazo: lou reed, que tiene una canción que dice "I accept the new found man and set the twilight reeling".

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  2. sí señor, Lou Reed, otro pedazo de poeta, joer, si es que tendríamos que hacer un blog sólo con poetas-cantantes-bailaores de danzas australianas o lo que sea..., preciosa esa línea que apuntas. Joer, pero es que sin versos la vida es menos vida y los garbanzos están menos buenos.

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